Argumento:
Rachel, una alcohólica, obsesionada con su ex marido, acosadora, depresiva y desempleada, toma todos los días el mismo tren para ir a Londres a no hacer nada, y cada día pasa por delante de la casa de su ex y de unos vecinos sobre cuyas vidas fantasea. Pero un día que está borracha ve algo que no debe...
Comentario:
Debe reconocerse a esta novela primeriza que logra su propósito de crear intriga sobre los hechos que suceden. Es lo que en lengua inglesa se conoce como un "page turner", una de esas novelas poco exigentes en lo literario cuyo único interés es "saber qué pasa al final". En lo demás, no destaca en casi nada.
La prosa es muy simple, incluso básica, y la estructura, articulada en las narraciones intercaladas de tres voces en primera persona es totalmente fallida, en el sentido de que las tres mujeres hablan casi igual y parecen sufrir el mismo tipo de traumas y obsesiones. Porque pone al inicio el nombre de la persona que habla, que si no... muchas veces no sabríamos de quién se trata.
La trama es muy sencilla, pero lo peor es la forma de desarrollarla, con un inicio muy extenso donde se cuenta con detalle maniaco (y repetitivo) la rutina de Rachel, la voz principal de la historia, en el rol de "testigo no fiable" de un crimen. Este personaje, como todos los demás, cae bastante antipático. No me parece mal que haya personajes insoportables o llenos de defectos y sin ninguna virtud en las novelas (la vida real nos ofrece ejemplos), pero es que en este libro TODOS son odiosos: bebedores, violentos, obsesivos, mentirosos...
Aunque, como dije al inicio, la novela cumple la función de intrigar con su trama de thriller o novela negra sin policías (más bien tira por el thriller psicológico), hay graves defectos que no se pueden pasar por alto.
La autora resuelve el asunto principal recurriendo a un recurso que a mí me parece un poco "facilón". La protagonista testigo olvida un hecho importante relacionado con el crimen (tiene lagunas de memoria muy oportunas) y luego, de pronto, lo recuerda cuando conviene a la historia. Por no mencionar ese "clásico" del asesino "confesando" y contando con pelos y señales qué hizo y por qué, en lugar de negar todo. No se rompió nada la cabeza la escritora, desde luego, aunque también hay que reconocer que dedica muchas páginas a pintarnos los traumas y borracheras de Rachel para justificar sus "olvidos".
Llama la atención lo mala que es la investigación policial (aunque en realidad, el libro no se centra en ella, solo la cita de pasada, como es lógico). El propio asesino cuenta que cavó con sus manos en la tierra y se rompió las uñas, pero nadie en su entorno pareció percibir estos "pequeños detalles" que podrían haberlo delatado.
Entre los puntos menos negativos: el relatar una historia desde el punto de vista de personajes poco usuales en las novelas, con vidas nada relevantes y sumidos en los convencionalismos más comunes. Casi un retrato de la vida de la mayor parte de las personas, dominada por la imagen y la hipocresía, falsas vidas felices en hogares supuestamente perfectos, pero que ocultan vacío e insatisfacción.
Sí me ha gustado el ambiente ferroviario donde transcurre la acción. Me gustan los trenes. Son muy cinematográficos.
En resumen, una novela mediocre (y para mí poco interesante) que se puede leer en la playa o en el bus para pasar el rato pero que no aporta gran cosa salvo averiguar quién es el asesino, algo que tampoco sorprende mucho. Que nadie espere un desenlace espectacular.
Rachel, una alcohólica, obsesionada con su ex marido, acosadora, depresiva y desempleada, toma todos los días el mismo tren para ir a Londres a no hacer nada, y cada día pasa por delante de la casa de su ex y de unos vecinos sobre cuyas vidas fantasea. Pero un día que está borracha ve algo que no debe...
Comentario:
Debe reconocerse a esta novela primeriza que logra su propósito de crear intriga sobre los hechos que suceden. Es lo que en lengua inglesa se conoce como un "page turner", una de esas novelas poco exigentes en lo literario cuyo único interés es "saber qué pasa al final". En lo demás, no destaca en casi nada.
La prosa es muy simple, incluso básica, y la estructura, articulada en las narraciones intercaladas de tres voces en primera persona es totalmente fallida, en el sentido de que las tres mujeres hablan casi igual y parecen sufrir el mismo tipo de traumas y obsesiones. Porque pone al inicio el nombre de la persona que habla, que si no... muchas veces no sabríamos de quién se trata.
La trama es muy sencilla, pero lo peor es la forma de desarrollarla, con un inicio muy extenso donde se cuenta con detalle maniaco (y repetitivo) la rutina de Rachel, la voz principal de la historia, en el rol de "testigo no fiable" de un crimen. Este personaje, como todos los demás, cae bastante antipático. No me parece mal que haya personajes insoportables o llenos de defectos y sin ninguna virtud en las novelas (la vida real nos ofrece ejemplos), pero es que en este libro TODOS son odiosos: bebedores, violentos, obsesivos, mentirosos...
Aunque, como dije al inicio, la novela cumple la función de intrigar con su trama de thriller o novela negra sin policías (más bien tira por el thriller psicológico), hay graves defectos que no se pueden pasar por alto.
La autora resuelve el asunto principal recurriendo a un recurso que a mí me parece un poco "facilón". La protagonista testigo olvida un hecho importante relacionado con el crimen (tiene lagunas de memoria muy oportunas) y luego, de pronto, lo recuerda cuando conviene a la historia. Por no mencionar ese "clásico" del asesino "confesando" y contando con pelos y señales qué hizo y por qué, en lugar de negar todo. No se rompió nada la cabeza la escritora, desde luego, aunque también hay que reconocer que dedica muchas páginas a pintarnos los traumas y borracheras de Rachel para justificar sus "olvidos".
Llama la atención lo mala que es la investigación policial (aunque en realidad, el libro no se centra en ella, solo la cita de pasada, como es lógico). El propio asesino cuenta que cavó con sus manos en la tierra y se rompió las uñas, pero nadie en su entorno pareció percibir estos "pequeños detalles" que podrían haberlo delatado.
Entre los puntos menos negativos: el relatar una historia desde el punto de vista de personajes poco usuales en las novelas, con vidas nada relevantes y sumidos en los convencionalismos más comunes. Casi un retrato de la vida de la mayor parte de las personas, dominada por la imagen y la hipocresía, falsas vidas felices en hogares supuestamente perfectos, pero que ocultan vacío e insatisfacción.
Sí me ha gustado el ambiente ferroviario donde transcurre la acción. Me gustan los trenes. Son muy cinematográficos.
En resumen, una novela mediocre (y para mí poco interesante) que se puede leer en la playa o en el bus para pasar el rato pero que no aporta gran cosa salvo averiguar quién es el asesino, algo que tampoco sorprende mucho. Que nadie espere un desenlace espectacular.
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